¿Qué mejor
que mostrar la pasión y ciertos temas futboleros en una película argentina?,
¿qué les sucede a aquellos jugadores que "no la enganchan" en Primera
División?, ¿cómo afrontan el retiro? Una historia con dos polos: por un lado el
fútbol, el club (Club Atlético Talleres) y su pequeño barrio. Por el otro lado,
su relación con su esposa. Ambos, unidos por el amor. El amor a la camiseta, a
la cancha, los compañeros, el vestuario. El cariño a su compañera de vida, de
trabajo y profesora de matemática. Una película de amor, que contiene deporte.
Hablamos de
"El 5 de Talleres", protagonizada por Esteban Lamothe (Abzurdah) y,
actualmente su ex, Julieta Zylberberg (Relatos Salvajes, La Mirada Invisible). Sin dinero ni fama, y pensando en
retirarse del equipo de toda su infancia, debe enfrentar la vida real junto a
su esposa. Una película estrenada en 2014, dirigida por Adrián Biniez,
quien además fue el guionista de la misma. Lideró cinco años atrás el filme
uruguayo "El Gigante". Esta vez se vino con una propuesta
similar, siempre girando en torno al amor. Como Julieta dijo en una entrevista:
"Es la vida, la muerte y el amor". Otros personajes son Néstor Guzzinni (El Gigante) y Cesar Bordón (Relatos Salvajes).
Hay que
decir que está muy bien trabajado el papel de un inspiradísimo Lamothe,
tanto en la actuación como en el guión previamente diseñado. El común hombre de
barrio que habla con un tono específico y un idioma un tanto vulgar, con
actitudes de nene inmaduro, a veces caprichoso y frustrado. No hay que dejar de
lado a su ex en la vida real, Zylberberg, con diálogos y momentos
inolvidables. Un buen casting mencionando que en este año, 2015, estaban de
pareja. Una química que realmente se notó en la película, llegándonos una
historia de amor el cual te lo crees completamente.
- Uno de los hallazgos de la película tiene que ver con
la frescura que transmite la relación entre los protagonistas, Esteban Lamothe
y Julieta Zylberberg, que son pareja en la vida real. ¿Ya conocías su situación
cuando los elegiste?
- No, para nada. Primero escribí la película y después
empecé a pensar quiénes podrían ser los protagonistas, hasta que en un Bafici
vi un corto en donde estaba Julieta y enseguida sentí que tenía que ser ella. Y
lo de Esteban surgió después, pero yo no sabía que ellos estaban juntos en la
vida real. Nunca pensé que podía llegar a conseguir dos actores que fueran
pareja. Ya me gustaban ellos por separado, así que lo que se dio finalmente fue
buenísimo. Fue como una revelación.
¿Y que tal
si te digo que la escena más fuerte que se mostró no fue ni de sexo ni de
fútbol? Fue algo más. La música. Dice que nos une a todos, vengamos de donde
vengamos. Nuestro protagonista fue a un local donde se vendían guitarras y al
observar a un niño de no más de diez años tocar una, sus expresiones nos
transmitieron demasiadas cosas. Como si su época ya hubiese pasado, ya tenía
más diez años, no era un adolescente. Tal vez ya pasó el tiempo de encarar
algunos temas, o tal vez no...
Resulta que
todo proviene del historial de su director, Adrián Biniez, quien nació y
vivió en Lanús hasta los 29 años cuando decidió mudarse para Uruguay, dónde hizo
su debut en el cine lanzando Gigante. Luego decidió regresar para grabar y
remitirnos una historia del club de su barrio, Remedios de Escalada. Antes se
dedicaba a la música, de ahí la comparación y el propósito.
- Creo que la película logra algo muy difícil: narrar una
lección de vida sin declamación ni un subrayado en el mensaje. Pero se nota que
te interesa mostrar la crisis de identidad de un hombre en la mitad de su vida,
y lo que hace para superarla.
- Hay algo que me interesa en la dinámica de él, y es que
parece estar "testeando" a todo el mundo, todo el tiempo. Él dice que
va a terminar el secundario para ver cómo reaccionan los demás. Parece que no
lo va a cumplir, pero finalmente lo hace, y lo mismo pasa con el tema del
retiro, cuando dice “Me voy pero no se lo digas a nadie”. Es una forma de
tantear a los otros. Creo que esa dinámica le aporta una estructura a la
película. Tampoco quería que el desarrollo del guión fuera simplemente cumplir
con la premisa, en donde lo único que uno puede esperar es el camino hacia el
retiro. Al final él lo hace, sí, pero en el medio tiene dudas y le pasan cosas.
Sufre un ataque de pánico mientras está trabajando. Se trata también de ver lo
que cuesta tomar decisiones y sostenerlas.
El actor de
cuarenta años protagoniza la película con el jugador frustrado que no le
"sale" prácticamente ni una. Se lo apoda el "Patón", nada
de el diez clásico regateador o el típico nueve goleador de la liga. Se
caracterizaba por darle ser mano dura, o más bien pie duro. Si iba a jugar, iba
con todo, y ese poder, esa determinación contagiaba al equipo entero. Al ser
descalificado por ocho fechas, comenzó a pensar en qué hacer con su vida luego
del retiro. Reflexiona en retomar el secundario, empezando por matemática.
Siempre al lado de su esposa Alejandra que está prácticamente en todas. No hay
que decir que el fútbol, sino aparece como protagonista junto al capitán del
equipo, se muestra de fondo.
- Por otro lado aparece el tema del fútbol. ¿Cómo se
fueron integrando estos dos ejes de la trama?
- Desde el principio yo sabía que iba a ser una película
sobre una pareja, pero después tuve que buscar el equilibrio porque también es
una historia sobre un deportista, y tenía que estar la cuestión personal, la
cuestión del grupo y de la comunidad. Encontrar el equilibrio, desde el guión y
la edición, tal vez fue uno de los aspectos más complicados. Y otro de los
dilemas fue cuántas escenas de fútbol había que incluir, y cuántas le aportaban
realmente algo al relato. No es fácil filmar el fútbol, y a la vez nos vimos
limitados por una cuestión básica de la trama: al personaje lo expulsan por
ocho fechas y entonces, cuando él vuelve a la cancha, ya pasó casi toda la
película.
Si querés saber quien es el verdadero "5 de Talleres", quien fue la inspiración del director, les dejo el link acá: Nota "El verdadero 5 de Talleres".
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