Todos
estamos acostumbrados a algo específico, y a veces esa repetición de hechos o
situaciones, nos hacen poner incómodos, o como si estuviésemos viviendo lo
mismo una o más veces. A mí me pasa con el cine de terror, que sin ser un gran
fanático del género, respeto un par de películas que se fueron ganando mi
cariño a lo largo de mi vida. Sin embargo, más de uno coincidiría conmigo de
que este género está más que explotado, lo cual no signifique que saquen
películas interesantes, pero es mucho más complicado conseguir dicho objetivo.
En parte me
sucedió con Jessabelle, filme dirigido por Kevin Greutert (Visions, Saw VI) y
escrita por Ben Garant (Noche en el Museo), estrenada en 2014 en Estados
Unidos. Una joven es forzada a volver con su padre, cuando un accidente mató a
su novio e hijo, dejándola en silla de ruedas. Hallará un misterio que gira alrededor
de su nacimiento y un fantasma llamado Jesabelle, dispuesto a terminar con
ella.
Protagonizada
por Sarah Snook (Predestination, Steve Jobs) como Jessie y Mark Webber (Happy Christmas, Green Room, 13 Sins, Uncanny) tomando el
papel de Preston, el amiguito de secundaria quien la ayuda a pasar por los
momentos más difíciles de su vida. Tras un accidente, su novio y el hijo que
estaba esperando murieron, y ella queda discapacitada en silla de ruedas. No le
quedaba más opción que irse con su padre que no lo veía hace años. De ahí en
más, su vida se transforma en una pesadilla. Desde cassettes filmados por su
madre muerta hasta un siniestro espíritu del cual no sabemos ni su origen.
Lo que ya
podemos observar a simple vista es que la originalidad no fue el fuerte del
guionista. Se apostó a elementos básicos y, por culpa del poco ángulo que se le
dejó al director, careció de armas para inquietar al espectador. Una historia
basada en cassettes VHS, cartas de tarot y los rituales de afroamericanos del
sur estadounidense.
Entre el
vudú, la relación entre Jessie y su padre, fría e incómoda, los tapes de la
madre y demás situaciones, aparecen tan rápido que no se nos da tiempo digerir
una por una y, por consecuencia, nos evita a poder realizar un proceso de investigación.
Es por una de estas razones por la cuales no nos sentimos atraídos, son
demasiadas cosas que ni se gastaron en profundizar en ninguna. Por si fuese
poco, el ritmo de la película es pausado lento y poco atractivo por lo que dura
más de lo esperado, haciéndose un poco pesada.
Sin
embargo, hay que destacar la notable Sarah Snook, cuyo papel de chica indefensa
en una silla de ruedas lo ejecutó a la perfección. No obstante a su más que
aceptable actuación, no fue suficiente para cargarse el filme a sus espaldas. Y
es que debido al guión y la historia en sí, solo contaba con su amigo de la
secundaria que clasifica más como un personaje secundario.
Otro de los increíbles papeles
que fueron la clave de que la película no fuese totalmente un bodrio fueron las
espectaculares tomas exteriores, donde el trabajo de fotografía se roba los
créditos. Aunque no lo podría haber hecho sólo, sino que los increíbles
paisajes del sur de Estados Unidos, Louisiana para ser más precisos, ayudaron
bastante. Aquel lugar mítico, donde las religiones cristianas y haitianas
yacen, con sus misterios y aquel toque paranormal que se observa desde el
comienzo de la película en Jessabelle.
Simultáneamente hay un contenido
dramático de fondo, con respecto a la família de la protagonista, el cual va
aumentando gradualmente su intensidad aunque podría haberse realizado de una
forma más sutil. Me refiero a que no era necesario revelar y explicar todo.
Aquí es donde falla y, por motivo de esa compulsión, la película y la trama en
sí se torna un poco densa. Es la clásica sensación/decepción de la película de
terror, donde se empieza con un ritmo decente y normal, con suspenso y momentos
inciertos hasta convertirse en algo demasiado predecible, algo de manual, cuya
trama pierde su esencia y se termina diluyendo completamente.
Y es verdad que el terreno ya
estuvo pisado y re-pisado de tantas películas de terror lanzadas que ya no
saben que inventar. Y en esa necesidad y búsqueda constante, no consiguen más
que mezclar historias o elementos de diferentes películas un tanto conocidas
(La Llamada, Posesión infernal, Envenenados y La Llave Maestra). Y, a pesar de
que dosifican bien la información y las pistas en sus correctas medidas, no
deja de ser un cliché, donde pone a prueba a los grandes fans del género y a un
apenas aficionado.
Jessabelle
se preocupa en generar y desmantelar misterios y que, sin embargo, no
construyen ese notable suspenso que necesitaba. En busca de llamar la atención
de la audiencia, se terminó ahogando en ese pantano de ideas y hechos confusos,
mezclando la extraña relación amorosa con su amigo de la infancia (Mark Webber), el cual está casado aunque sigue teniendo sentimientos por el, y los
toques dramáticos y detectivescos que se desarrollan a lo largo del filme.
El equipo de arte y
maquillaje estuvieron excelentes al momento de retratar a la presencia, al
igual que el equipo de fotografía para ambientar la historia en aquella
Louisiana solitaria. En lo que decepcionó fue la falta de creatividad por parte
del guionista y los predecibles sonidos (y aumento de los mismos en las partes
del "susto") de los cuales estaba encargado el equipo de edición. En
fin, recomendada para aquellos que soportan películas con elementos repetitivos
y ya vistos en otras ocasiones.
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